De los Mercedes-Benz en Albania a los Yugos abandonados en Serbia, este recorrido por Montenegro, Kosovo y más revela cómo las matrículas de coches en los Balcanes son mucho más que medios de transporte: son espejos de identidad, historia y conflicto.
Viajar por los Balcanes es también una oportunidad única para observar las matrículas de coches en los Balcanes, un reflejo de su historia y diversidad. Pero para quienes amamos el mundo del motor, este rincón de Europa ofrece algo aún más especial: una auténtica exposición rodante de coches clásicos, reliquias yugoslavas, vehículos alemanes de los 90 y, por supuesto, una variedad de matrículas tan única como su historia.

En este viaje por Montenegro, Albania, Serbia y Kosovo, además de descubrir pueblos encantadores y carreteras de montaña, tuve la oportunidad de observar cómo cada país refleja su pasado y su presente a través de sus coches y sus matrículas. Desde el omnipresente Mercedes en Albania hasta los resistentes Yugo serbios, este artículo es una guía para todo aficionado al carspotting que quiere explorar los Balcanes con otros ojos: los del retrovisor.
El contexto del viaje
Para muchos, viajar por los Balcanes es sinónimo de paisajes montañosos, historia, pueblos con encanto y una gastronomía que mezcla influencias mediterráneas, otomanas y eslavas. Pero para los que disfrutamos del mundo del motor —y más aún del carspotting, las matrículas raras y los coches con historia— esta región ofrece algo absolutamente único: un auténtico museo sobre ruedas.

Durante mi ruta por Montenegro, Albania, Serbia y Kosovo, no solo descubrí monumentos y carreteras espectaculares, sino también un museo viviente del automóvil a cielo abierto. Cada país tiene su propia identidad automovilística, moldeada por su historia política, su economía, sus relaciones exteriores, su gusto y principalmente su geopolítica. Los coches que circulan por las calles dicen mucho más de lo que parece: hablan del pasado comunista, del comercio con Alemania, del ingenio para mantener vehículos viejos en marcha, y también del orgullo nacional reflejado en la elección de modelos, modificaciones y matrículas.
Este artículo es una guía visual y cultural para quienes quieren hacer carspotting en los Balcanes, ya sea por pasión fotográfica, interés en matrículas internacionales, o simple curiosidad por ver cómo se mueven las cosas fuera del circuito turístico habitual. Las matrículas de coches en los Balcanes son únicas, y muy interesantes en todos los aspectos. Entre otros motivos, porque la mayoría de países utilizan códigos regionales.

Te contaré qué coches predominan en cada país, por qué los Mercedes son casi religión en Albania, cómo todavía se ven Yugos funcionando en Serbia, o por qué las matrículas de Kosovo pueden decirte si alguien vive en un área pro-serbia o pro-kosovar. También veremos cómo el Volkswagen Golf I, II y III han pasado a ser el símbolo urbano del joven balcánico, y cómo ciertas combinaciones de letras en las matrículas de coches en los Balcanes aún generan conflicto o identidad.
Todo esto lo viví cámara en mano, en carreteras de montaña, estaciones de servicio, mercados callejeros y cruces de frontera. Y es que, para el ojo atento, los Balcanes son una mina de oro para el carspotter y para el platespotter, un lugar donde los coches no solo transportan personas, sino también historias, conflictos y cultura. Observar las matrículas de coches en los Balcanes permite entender el pasado reciente de la región.
Capítulo 1. De Montenegro a Albania: la carretera como bienvenida al caos organizado
Mi viaje por los Balcanes comenzó en Montenegro, al volante de un coche de alquiler que sería mi compañero durante todo el recorrido. Era abril, y aunque aún estábamos en primavera, la temperatura era inusualmente cálida: más de 22 grados cuando aterricé por la noche. Eran las 10 de la noche y, con poca luz y sin conocer aún el terreno, puse rumbo hacia el sur. Mi primer destino real no estaba en Montenegro, sino en Tirana (Albania), donde debía recoger a un amigo para continuar juntos la aventura.
La travesía nocturna fue, cuanto menos, impactante. Las carreteras albanesas de noche son una mezcla de autopistas modernas y caminos secundarios de tierra con baches gigantescos, donde apenas hay iluminación. Fuera de las rutas principales, el terreno se vuelve impredecible, incluso salvaje. Y aun así, algo llama la atención de inmediato: los Mercedes-Benz están por todas partes.

No es un mito: en Albania, los Mercedes dominan el paisaje automovilístico como en ningún otro lugar del mundo. Los hay de todo tipo: modelos nuevos AMG o incluso Maybach, y otros antiguos, oxidados, casi deshechos, que aún siguen funcionando. Es como si el país tuviera una conexión especial con la marca alemana. Y si no es un Mercedes, es muy probable que sea un Volkswagen, sobre todo Golf II o III.
Aunque era de noche y no se podían apreciar muchos detalles, ya entonces se intuía que la carretera es el verdadero centro de la vida albanesa. A ambos lados del asfalto aparecían pequeños talleres, peluquerías abiertas hasta tarde, puestos de comida, casas aisladas convertidas en negocios, casinos, hoteles y, en medio de todo eso, coches aparcados que parecen joyas olvidadas esperando la luz del día. Entre los vehículos visibles incluso a oscuras, recuerdo uno que me dejó boquiabierto: un Mercedes con matrícula de Texas (EE.UU.), completamente abandonado junto a una rotonda.

Lo más curioso es la mezcla de movilidad que se da en esas carreteras: coches de alta gama conviven con ciclistas, burros, carros tirados por animales, motocicletas y gente caminando, pero solamente de día, de noche no hay vida ninguna salvo en los restaurantes y centros de ocio. El tráfico es caótico, pero funcional. Es un caos organizado que hay que vivir para entender.
Y si hablamos de matrículas de coches, Albania es muy interesante dentro de los Balcanes. Aunque el país ha adoptado un nuevo sistema de matriculación con diseño europeo (fondo blanco y franjas azules), todavía se pueden ver muchos vehículos con las antiguas placas rojas y blancas. También es muy común ver coches con matrícula alemana o italiana, especialmente entre los Mercedes importados. Contrario a lo que imaginaba, a pesar de ser uno de los sistemas de matrículas más “aburridos” de todo el mundo y con una previsión de uso de varias décadas, es más interesante de lo que parece. Tras más de 15 años de uso, el sistema ha empezado a registrar algunos AC-000-AA. Pero por lo general, todas las matrículas tienen la combinación AA o AB al principio.
Este primer tramo del viaje fue solo una introducción a lo que vendría después: una carretera que nunca descansa, un mundo donde el carspotting no se detiene ni de noche y donde los coches cuentan historias sobre economía, cultura, emigración y supervivencia.
Capítulo 2. De Tirana a Novi Pazar: cruzando montañas, fronteras y realidades
El siguiente tramo de mi viaje por los Balcanes fue, sin duda, uno de los más intensos. No por distancia —en el mapa parece una simple escapada—, sino por todo lo que implica cruzar desde Albania hasta Serbia por Montenegro, atravesando algunas de las montañas más espectaculares de Europa. Lo que parecía una jornada sencilla se convirtió en un día entero al volante, pero también en uno de los trayectos más memorables de todo el recorrido.

Salí temprano de Tirana, con las montañas del este como telón de fondo, que separan Albania de Kosovo. Una barrera natural imponente, que condiciona incluso el alquiler de vehículos: la mayoría de compañías de los Balcanes no permiten entrar en Kosovo con sus coches, por lo que hay que planear rutas alternativas. La situación cambia si vas con tu propio coche. En las fronteras exteriores se puede, en principio, comprar un seguro para tu propio coche válido únicamente en Kosovo, emitido por las autoridades kosovares. En mi caso, opté por ir hacia el norte, cruzando a Montenegro para luego entrar en Serbia acompañando al río Ibar a pocos kilómetros de la frontera kosovar. Esta ruta, como cada otra en los Balcanes, supondría un enorme interés en cuanto a las matrículas de los coches en los Balcanes.
🚗 De Albania a Montenegro: un cambio que se nota en la carretera
El cruce fronterizo entre Albania y Montenegro no tarda en mostrar un contraste notable: en cuanto se entra en territorio montenegrino, la cantidad de Mercedes-Benz cae drásticamente. La frontera en sí es bastante caótica, me tocó esperar bastante tiempo, y fue impactante ver todos los coches con matrícula albana y húngara que no podían respetar la cola. Es especialmente curioso el tema de los Mercedes-Benz si vienes de recorrer el interior albanés, donde cada coche es un Mercedes. De hecho, algo que me sorprendió fue que en Tirana, curiosamente, es donde menos Mercedes vi de todo el país. ¿Serán por el tamaño de los vehículos? ¿El tipo de vida más urbano? Sea como sea, la capital albanesa rompe claramente el patrón del resto del país.

Una vez en Podgorica, el calor vuelve a hacerse notar. Esta ciudad se asienta sobre la meseta de Zeta, lo que genera temperaturas altas en cualquier mes del año. Es una ciudad con mucho tráfico, repleta de semáforos y coches en constante movimiento. Aquí, el parque automotor cambia: predominan los Volkswagen modernos, seguidos por BMW, Audi y otros alemanes de gama media-alta. También es fácil encontrar matrículas administrativas de Montenegro, con códigos como PG CG123, que despiertan todo tipo de comentarios en la prensa local sobre si es necesario que haya tantos o no.

🛣️ Rumbo al norte: la autopista más espectacular del país
Desde Podgorica comienza la que es, probablemente, la carretera más impresionante de Montenegro: la única autopista de pago del país, que atraviesa las montañas en dirección a Serbia. Subiendo hacia el norte, el paisaje se vuelve majestuoso. A la derecha, un precipicio infinito deja ver el antiguo trazado de la carretera serpenteando valle abajo. A veces parece una escena de película, otras, una autopista que sobrevuela los valles.
Al terminar la autopista se encuentra Kolašin, un precioso valle encajonado entre cadenas montañosas. Es un destino muy popular para deportes de invierno y, no por casualidad, aquí empiezan a verse vehículos más antiguos: desde Ladas oxidados hasta algún que otro tractor con matrícula de Serbia y Montenegro, e incluso de la antigua Yugoslavia. Aunque oficialmente estos sistemas de matrícula ya no son válidos y los vehículos deberían haber sido rematriculados bajo el sistema montenegrino, todavía es posible encontrar algunas de estas reliquias si uno se fija bien.

🏁 El camino hacia la frontera: señales de otro país
Como ocurre en muchas zonas fronterizas fuera de la Unión Europea, a medida que te acercas a Serbia, el ambiente cambia. Aparecen casas de cambio, algún que otro restaurante improvisado, más presencia policial y menos tráfico. Algunos coches están claramente abandonados; otros circulan sin matrícula, y otros están directamente aparcados de manera un tanto extraña en la cuneta. Circular sin matrícula es una práctica no tan rara en estas zonas, sobre todo cuánto más se adentra uno en Serbia y en Kosovo. Las matrículas de coches en los Balcanes pueden dar mucho que hablar en algunos casos.

La frontera entre Montenegro y Serbia funciona como la mayoría en la región: depende del momento del día hay más o menos espera, se revisan pasaportes, se estampa el sello… y listo. Lo curioso aquí fue ver un Toyota australiano con una matrícula bastante inusual aparcado dentro de la propia frontera con otro coche delante impidiendo verlo completamente. Intrigado, más adelante investigué y descubrí que pertenecía a una empresa de Belgrado que organiza excursiones fluviales. ¿Estaría bloqueado en la frontera por problemas con la matrícula? Es posible. En los Balcanes, a veces los coches también se enfrentan a muchas barreras burocráticas.

🌆 Novi Pazar: capital del Sandžak y cruce de mundos
Tras horas de conducción, la llegada a Novi Pazar es un soplo de aire fresco. Y también literalmente, donde la temperatura era casi 10 grados menos y con previsión de tormenta de nieve por la noche. Conocida como la capital no oficial del Sandžak, esta ciudad es la zona de mayoría musulmana en Serbia. Sus calles están llenas de vida, con tiendas, mercados, locales de ropa, cafeterías y mezquitas. La arquitectura mezcla lo otomano con lo moderno, y la energía urbana es muy distinta a la de otras ciudades serbias.

Novi Pazar no solo es interesante por su cultura, sino también por su parque automotor: Predominaban sin duda los coches locales con algunos años a sus espaldas, de la década de los años 2000. Alguna que otra matrícula personalizada serbia. Algún que otro Yugo o Zastava eran posibles de ver, aunque pude contarlos con los dedos de una mano dentro de la ciudad. Es mucho más frecuente ver tanto Yugos como Zastavas en las zonas de montaña, principalmente ya en estado de abandono. Novi Pazar es un lugar que refleja muy bien ese cruce de culturas, religiones y estilos de vida que caracteriza a toda la región.
Capítulo 3. Nieve, fronteras y matrículas invisibles: entrada a Kosovo por Mitrovica
A las 5 de la mañana, en Novi Pazar, la llamada a la oración desde la mezquita me despertó con una intensidad inesperada. A esa hora y en ese silencio, el sonido del adhan resuena con una fuerza especial para quien no está acostumbrado. Afuera, había nevado por la noche y las nubes cubrían todo el valle. El día comenzaba con niebla espesa, frío, y una de las etapas más peculiares de mi viaje: cruzar a Kosovo.

Como ocurre en muchas regiones de los Balcanes, la logística no es sencilla. Los coches de alquiler con matrícula montenegrina no pueden entrar a Kosovo en la mayoría de compañías, así que me tocó cambiar de transporte. Subí a un pequeño autobús Mercedes Sprinter, que comenzó a trepar por una carretera nevada, sin cadenas visibles y, probablemente, sin neumáticos de invierno. La niebla limitaba la visibilidad al mínimo y, a mitad de la subida, un puente en obras nos obligó a parar ante un semáforo. Pero pocos minutos antes, un policía había recomendado al conductor ignorarlo, a pesar del corte y de la nieve. Un movimiento muy balcánico. Así, entre nubes y curvas, comenzaba una auténtica aventura a 6 de la mañana.
🛂 La frontera y las matrículas de coches en los Balcanes
Cuarenta minutos después, llegamos al paso fronterizo entre Serbia y Kosovo. Aquí, las cosas funcionan de manera particular. Basta con presentar el DNI (en lugar del pasaporte), y en segundos te lo devuelven… o casi. El conductor del bus recibió todos los documentos y los pasó hacia atrás, mano a mano, hasta que cada pasajero recibió el suyo. Algo tan cotidiano como revelador: la protección de datos personales no parece tener mucha prioridad en esta parte del mundo.

En el paso fronterizo, junto a la garita, había un cajero automático de un banco kosovar (una escena muy típica en las fronteras balcánicas) y varios perros abandonados deambulando sin rumbo. También descubrí una rareza automotriz única: un Toyota Land Cruiser con matrícula de aduanas de Kosovo. Estas placas son extremadamente raras y casi siempre visibles solo en zonas limítrofes o vinculadas a actividades oficiales o logísticas.
🌄 De norte a sur: contrastes religiosos y viales
El norte de Kosovo guarda muchas similitudes con Novi Pazar: paisajes montañosos, arquitectura sencilla, mucha nieve en invierno. Sin embargo, hay algo que cambia al instante: la presencia religiosa. Las mezquitas del lado serbio desaparecen y son reemplazadas por monasterios ortodoxos escondidos entre colinas. Es el reflejo claro de la división identitaria de esta región. Entré por la zona norte de Kosovo, la más controvertida y con mayoría serbia.
Tras unas horas, el minibús me dejó en una Pristina vacía, fría y azotada por una ventisca de nieve. Era domingo, y la capital de Kosovo parecía dormida. Aún así, impresionaba su urbanismo moderno, sus avenidas amplias y renovadas. En el centro, todo es peatonal. Los coches son escasos y, en su mayoría, modernos. Hay pocos modelos antiguos o llamativos para el ojo del carspotter, pero hay un elemento imposible de ignorar: la presencia visual de Estados Unidos, con murales, banderas, y la embajada estadounidense más grande de los Balcanes.

🛣️ Rumbo a Mitrovica: ciudad dividida, identidad fragmentada
Mi verdadero objetivo estaba más al norte: Mitrovica, o Kosovska Mitrovica, la ciudad dividida entre serbios y kosovares, separada físicamente por el río Ibar. Al ser domingo, no había buses, así que tomamos un taxi desde Pristina hasta la zona sur de la ciudad.

La experiencia de cruzar caminando desde el lado kosovar al serbio es simbólica e impactante. Al sur, se nota la inversión estatal: calles renovadas, edificios nuevos, mezquitas bien mantenidas. Al norte, la realidad es distinta: calles más deterioradas, coches más antiguos, Yugos circulando, perros callejeros y un ambiente más austero.

Allí buscaba algo muy concreto: los coches con matrícula “KM”, el código serbio destinado a Mitrovica. Estas matrículas, que simbolizaban el rechazo al sistema kosovar, fueron eliminadas tras un conflicto diplomático que acabó apenas un año atrás. Ya no quedan coches activos con ese código. Sin embargo, tuve la enorme suerte de encontrar un único vehículo abandonado con matrícula KM: un verdadero hallazgo arqueológico sobre ruedas.

También llamó mi atención un fenómeno que se repite en la zona: coches sin matrícula. A ambos lados del río, la proporción de vehículos sin placas es sorprendente, lo mismo que había notado ya en Novi Pazar. En contextos donde las matrículas indican la región o la religión del conductor, muchos optan por circular directamente sin ella. Una matrícula puede ser una declaración política, y también un riesgo personal.

En ciudades como Mitrovica o Novi Pazar, las matrículas de coches en los Balcanes son verdaderos símbolos políticos.
🚌 Salida hacia Belgrado: regreso al mundo serbio
Desde la estación de autobuses del lado serbio, salen rutas hacia Belgrado, lo que permite salir de la zona sin mayores complicaciones. Esa tarde dejaba atrás una de las ciudades más únicas de Europa: un lugar donde las matrículas pueden provocar una crisis diplomática, donde los coches abandonados cuentan historias de conflicto, y donde la identidad religiosa y nacional se manifiesta hasta en la forma de circular.

Capítulo 4 final. Regreso a Tirana: nieve, matrículas y la carretera como espejo
El regreso desde Novi Pazar hasta Tirana cerró el círculo de este viaje automovilístico por los Balcanes. Volví a trazar la misma ruta por la que había llegado, cruzando Serbia, Montenegro y, finalmente, entrando de nuevo en Albania. Sin embargo, aunque el trayecto era el mismo, la experiencia fue completamente distinta.
La noche anterior, una nueva nevada había cubierto parte del recorrido. Me preocupaban especialmente los dos puertos de montaña entre Serbia y Montenegro, donde la altitud podía complicar seriamente la conducción. Pero, para mi sorpresa, las carreteras estaban perfectamente limpias de nieve. Esa eficiencia inesperada en una región a menudo considerada caótica es solo otro ejemplo de los contrastes que hacen de los Balcanes un lugar único para viajar por carretera.

En el corazón de Montenegro, la ciudad de Berane, ubicada en un amplio valle dominado por el río Lim, se convirtió en algo más que una simple parada técnica. Era día de mercado y las calles estaban llenas de vida, coches y matrículas interesantes para fotografiar. Como carspotter, este lugar representó una pequeña victoria personal.
Uno de mis objetivos del viaje era completar el listado de códigos de matrícula de Montenegro. Me faltaba uno: ŽB, correspondiente a Žabljak. Y fue precisamente en Berane donde logré capturarlo en cámara. Entre el bullicio del mercado, apareció ese coche con la ansiada combinación. Fue como encontrar una pieza clave de un puzzle automovilístico. También observé vehículos con matrícula BA-AA, códigos muy bajos de Berane, lo que indica que fueron rematriculados tras la disolución de Serbia y Montenegro, conservando su historia sobre ruedas.

De nuevo en ruta hacia el sur, la vuelta a Albania de día ofreció una visión completamente nueva del país. A diferencia de la travesía nocturna del inicio, el paisaje se reveló amplio, agreste y lleno de actividad en la carretera. La vida albanesa se organiza en torno al asfalto: pequeños negocios, mercados improvisados, talleres mecánicos, vendedores ambulantes y un desfile incesante de coches.
Y cómo no, una vez más, los Mercedes-Benz dominaban todo el panorama automotor. Viejos y nuevos, oxidados o relucientes, importados o reconstruidos, los Mercedes en Albania son mucho más que un coche: son símbolo, estatus, identidad nacional. También reaparecieron los omnipresentes Volkswagen Golf, sobre todo modelos de la serie IV y V, que se han convertido en el emblema automovilístico de toda una generación de jóvenes balcánicos.
Los controles policiales cada pocos kilómetros son un recordatorio constante de que aquí, la carretera también es una frontera viva. En ningún otro lugar el carspotting adquiere un matiz tan geopolítico y cultural como en los Balcanes.
Conclusión final: los Balcanes, paraíso del carspotting 🚘
Este viaje me reafirmó una idea: los Balcanes no solo son una región para visitar, sino para observar con atención. Para quienes amamos los coches, las matrículas internacionales, los modelos antiguos, los códigos ocultos y las historias que circulan bajo el capó, esta parte de Europa es un verdadero museo al aire libre sobre ruedas.
Cada matrícula, cada coche aparcado, cada combinación de letras y números revela algo sobre el pasado comunista, los cambios políticos, las rutas de importación, la vida rural o urbana, la identidad religiosa y hasta los conflictos aún latentes.

Viajar por los Balcanes haciendo carspotting no es solo una afición: es una forma distinta de leer el paisaje, de entender la historia y de moverse entre culturas. Y por eso, puedo decirlo sin dudas: los Balcanes nunca defraudan. Ni como destino histórico, ni como territorio geográfico, ni como escenario de conflictos… ni mucho menos como paraíso para el carspotting y las matrículas curiosas. Las matrículas de coches en los Balcanes no solo identifican vehículos, sino que narran la complejidad de una región que respira historia.
Y como siempre, puedes consultar mucha más información sobre el funcionamiento de las matrículas de coches en los Balcanes en matriculasdelmundo.com.